¿El transporte terrestre puede ser casi tan seguro como un avión?

Por años hemos escuchado que es más peligroso viajar en auto por carretera que en avión. Afirmación que se sustenta en estadísticas  que registran la alta accidentalidad terrestre frente a la aérea, en el mundo.

“La aviación registra un accidente grave por cada 2,4 millones de vuelos”, mientras que “3.500 personas pierden la vida cada día en las carreteras.” De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud.

Aspectos como los rigurosos protocolos y entrenamientos exigidos para pilotar un avión, sumado al mantenimiento y la tecnología de la aviación, te permiten generar confianza en este medio de transporte.

Pero ¿qué protocolos y condiciones tecnológicas pueden mejorar sustancialmente la seguridad del transporte terrestre para disminuir la brecha en la accidentalidad?

Transporte terrestre y los protocolos de seguridad

En parte, la alta accidentalidad terrestre comparada con la aérea, se debe a que los pilotos en tierra podemos ser más laxos con las precauciones que debemos tomar, frente a las normas que cumplen los pilotos en los aviones.

Podemos muchas veces pasar por alto medidas básicas como la revisión mecánica de los vehículos antes de un viaje por carretera.  Por ejemplo, obviar el estado de los frenos o de los neumáticos.

Y uno de los errores más graves es la violación a la regla de oro de no conducir en estado de ebriedad.

De ahí en adelante,  hay infracciones a los protocolos de seguridad a los que no damos la debida importancia, pero que pueden costar caro para la protección en el transporte terrestre. Veamos algunos.

Malas costumbres al volante

A veces estamos tan familiarizados con ciertas conductas nocivas que simplemente dejamos de reconocerlas como faltas al conducir:

·        Distracción: se considera que el 45 por ciento de los accidentes en carretera se podrían prevenir si evitamos los despistes y distracciones conduciendo.

·        Uso de celulares: manejar con el celular es bastante recurrente a pesar de su alta peligrosidad. Si no tienes manos libres y debes hablar es mejor que te detengas a un costado de la vía para hacerlo.

·        Exceso de velocidad: esta falla nos expone a riesgos innecesarios porque reduce la capacidad de acción ante un imprevisto en las carreteras.

·         Exceso de confianza: la confianza es necesaria porque reconocemos lo que estamos haciendo, pero su exceso tiene el efecto contrario, nos resta la conciencia sobre nuestros actos al manejar.

El peligro del microsueño y la fatiga

El microsueño se define como una pérdida de la conciencia y de la realidad por unos segundos de tiempo. Segundos que pueden ser fatales.

Expertos en temas viales, citados en RCN Radio, han estimado que “si un conductor tiene un microsueño mientras se desplaza a 80 kilómetros por hora puede llegar a recorrer 45 metros sin ningún tipo de atención o reacción”.

Los microsueños pueden ser tan breves que los conductores no pueden notarlos incluso después de un accidente.

Estos se pueden producir por no haber dormido al menos ocho horas, comer de forma abundante especialmente en el almuerzo, uno de los lapsos de tiempo más riesgosos está entre las 14:00 y 16:00 horas de la tarde.

También en la madrugada entre las 2:00 y 5:00 a.m., podemos ser más propensos de caer en los microsueños, a pesar de haber dormido previamente.

Otras condiciones que promueven este estado, son la falta de ventilación y demasiado calor en la cabina de conducción. Igualmente afecta la imagen rutinaria de una carretera.

Entre estas predisposiciones al microsueño, hay condiciones que podemos evitar y otras que escapan mucho más a nuestro control, y es ahí donde la tecnología juega el papel fundamental.

Avances tecnológicos para la seguridad del tráfico terrestre

Si bien la tecnología automotriz ha evolucionado, elementos como un sencillo cinturón de seguridad que salva vidas, la expansión de una air bag, que amortigua impactos, ayudan.

Aún así, ha sido preciso lograr apoyos con la aplicación de la inteligencia artificial y muy probablemente se obtendrán más con el internet de las cosas.

Esta tecnología posiblemente puede disminuir la brecha entre la seguridad terrestre y la aérea.

Recolección de información y respuesta

Hace aproximadamente 15 años, surgió una tecnología para la seguridad (link a https://guardianlatam.com/quienes-somos/) en la conducción terrestre con un hardware y software, que operan con algoritmos, registran, procesan e interpretan datos para dar una respuesta.

Este sistema hace seguimiento a una de las principales debilidades humanas al conducir: la distracción, la somnolencia y la fatiga.

El sistema registra con una cámara y sensores infrarrojos las expresiones faciales y corporales del conductor y determina con una ventaja de tiempo las señales de distracción o de un estado propicio para el microsueño.

Esta información procesada en el sistema, activa las alarmas sonora en la cabina y vibratoria en el asiento del conductor para alertarlo sobre su condición y devolverlo a un estado de conciencia y atención.

Un centro de control para el transporte terrestre

Sabemos que la seguridad aérea tiene un apoyo esencial en tierra con las torres de control. Ahora la seguridad terrestre tiene también su centro de control para el respaldo de los conductores para flotas de camiones y buses.

El sistema de sensores y alarmas instalados en la cabina del chofer, funciona conjuntamente con un centro de control e información (link a https://guardianlatam.com/prensa/)

Las alarmas e información se van en tiempo real al centro de control, allí “estos eventos se plasman en una base de datos” y donde los operados terrestres monitorean a cada uno de los conductores que usa el sistema.

En el centro de control “revisan el evento, lo clasifican y tienen 120 segundos” para contactar a la empresa encargada del servicio de transporte, para informar sobre la situación en particular y aplicar los protocolos.

Esta red de ayuda tecnológica y humana, permite respaldar las acciones de seguridad y reducir los niveles de accidentalidad para evitar pérdidas humanas y materiales en el tránsito terrestre.

Sin duda, conducir en carretera es una responsabilidad que compromete la vida e integridad y merece la máxima contención para resguardar la vida, así que todo avance en ese sentido es imprescindible.

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